domingo, 29 de mayo de 2011

Mi ventana

En la ventana del norte luces: la ciudad.

En la ventana del norte brisa: frialdad.


En mi ventana al norte

oigo la gente pasar,

animales que volaban,

sirenas que saben hablar.


¿Y esa noche mía?

¿dónde estás? ¡ven a verme!

¿Dónde está la noche jodía?

Que sin ella la luna no duerme.


Sólo descansa cuando es día

Y girando juega a entretenerse.

Su cabeza: reina de la hipocresía,

la madeja de lo que todo pende.


Ahora las chicharras gritan

Y los grillos hacen de plebe.

Mi ventana, la luz que marchita.

Coloides, que se apagan al verme.

Alquerías remember...

Necesito el árbol,

que al escribir me de sombra,

que proteja del fuego,

que a los ojos estorba…


Necesito el limonero

en cual brazos, azahar brota.

Dígaselo al fuego austero,

dígale al que mis ojos estorba…


Luego busco el camino

entre tablachos y acequias hondas.

Pozas secas y seco río,

secos pastos y secas brozas.


¿Dónde está mi albedrío?

¿Dónde se muere la alforja?

Antes nido, ahora ladrillo.

Antes sol, y ahora puta sombra.


Sigo y busco ese camino,

en limones que suelo adornan.

Huerta mía, huerto mío.

¿Dónde estás? No te me escondas.


En su huerta ya hay ladrillo,

pinta verde y “Don Dinero” arropa.

Quizás parque, quizás castillo…

quizás chiquillo, que sueño rompa.


En mi huerta mandarinos.

Y el agrillo. Y a la sombra.

Sol estorbas, asesino

que a mis ojos miras, y tras verte lloran.